No tengo nada en contra de las mujeres que solamente se dedican a ser “amas de casa”, pero el hecho de que te digan “pobrecita… tú tienes que trabajar” hace que me pregunte quien es la POBRECITA.
Todos y TODAS en algún momento llegamos a quejarnos de nuestro trabajo, independientemente de cuál sea. Pero realmente el trabajo nos libera. No solamente nos sirve para tener los recursos necesarios para sustentar nuestras necesidades básicas, también nos permite no depender de nadie y hasta proveer nuestros lujos, ¡je!
No concibo mi vida sin tener que hacer algo al día siguiente que no sea solo barrer y ver a las otras señoras a la salida del colegio. Creo que las mamás (y algunos papás) me ven como bicho raro, jejeje. Probablemente sacrifique muchas cosas en cuanto al tiempo que le tengo que dedicar a mi chamacona, pero el lapso que paso con ella realmente lo disfruto. Y seguramente no soy una mamá muy convencional, pero veo que mi hija es feliz, segura de sí misma y que sabe lo que quiere.
El trabajo… ¡BENDITO TRABAJO! Por mucho que me pueda quejar, adoro mi trabajo. Me da la oportunidad de conocer personas todos los días, cada día aprendo algo nuevo, provoca que la ardilla se ponga a trabajar y que si en algún momento llego a tener problemas personales, depresión, SPM, o cualquier otra cosa atribuible a lo sentimental, me saque de ese círculo vicioso para concentrar mi atención en un punto en el que se me olviden esas telarañas mentales.
Ya lo he dicho: no tengo nada en contra del trabajo doméstico. Es la labor más importante y la menos reconocida. Lo he hecho y lo sigo haciendo. Pero el salir de la burbuja del “hogar” es muy ilustrativo y nos enseña un mundo lleno de posibilidades.
¿Pobrecitas? ¡Para nada! Para empezar, yo tengo MI dinero y lo gasto en lo que QUIERO. Alguna vez el ex marido me dijo que yo compraba cosas muy caras… ¿Y? Mis temas de conversación no se reducen al salón de belleza, ni a que voy a hacer de comer el viernes. Tengo la opción de ir a venir a donde quiero o necesito sin necesidad de que me lleven o me proporcionen los medios para hacerlo.
No es reclamo. Admiro enormemente a las mujeres que tienen el tiempo y la paciencia de estar al pendiente de sus familias al 120%. En algún momento yo me dediqué totalmente a mi familia. Pero nada se compara con VIVIR en el mundo exterior jeje.
Muy seguramente esto es pura frivolidad… pero también es muy tranquilizante el saber que no dependemos de nada ni de nadie para subsistir. Y ya no digo nada de la autoestima jajaja, porque eso de que lo tomen a uno como competencia porque tiene un ingreso mayor… Y conste que yo nunca lo vi como tal. Pero NETA, que bien se siente el traer un peso en la bolsa que ganamos con NUESTRO TRABAJO.

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