Hoy fue uno de esos días raros en los que una quiere que pase algo, y ¡nada! Pero de algún lugar aparece alguien que nos dice sin querer: ¿Cuál es la prisa?
Hoy fue uno de esos días en los que conocí a una persona extraordinaria y recordé por qué me gusta mi trabajo. Un encuentro fortuito con una mujer realmente singular que al contarme parte de la historia de su vida me sorprendió.
Marissa es una mujer de unos 60 años, con una chispa y alegría por vivir que muchos de mi edad envidiaríamos. Me contó que enviudó hace 6 años, pero que tiene un novio en Europa, y que ese novio es el amor de su vida, lo conoció a los 16 años y después de todo este tiempo es muy feliz, se siente plena, ilusionada y con unas ganas de vivir impresionantes.
Me platicó más cosas, detalles, historias, pero esas las dejo para mi, jejeje. Lo que me sorprendió es que como alguien que ha vivido tanto, que tal vez crea que el final ya está cerca o que pueda tener su vida resuelta este tan llena de ilusiones y espere más de la vida.
He de confesar que mi paciencia no es la más grande del planeta. Soy muy desesperada y todo o la mayoría de las cosas quiero que pasen a la voz de YA. Pero hoy, y creo que sin querer, hice un alto en mi vida; me tomé las cosas con calma y aunque mis planes eran otros, apareció alguien que me sorprendió.
Y resulta que entre tanto acelere de quinta le bajé a segunda, tomé un respiro y me di cuenta que vivo en una carrera constante. Llena de prisa por llegar a ningún lado y que muy probablemente este perdiéndome la vista del paisaje por ir tan rápido.
Muchas veces queremos más de lo que necesitamos, y perdemos de vista lo que tenemos o lo que llega a nuestra vida por estar anhelando otras cosas. Pero hoy, con ese respiro me di cuenta de que llegan cosas que tal vez en otro momento hubiera dejado pasar.
Así que hoy me hice el propósito de tener más paciencia; de no andar en una búsqueda constante y mejor esperar a que la vida o alguien me sorprendan. Muy probablemente la sorpresa no llegará hoy ni mañana. Pero llegará. Tal vez 30 años después.
Y más aún, disfrutaré esas sorpresas que a veces se me olvida que están ahí todos los días. Y ojalá yo llegue a los 60 con las mismas ilusiones y anhelos que vi hoy en esa mujer.
Y como dicen los Autenticos Decadentes: ¨Piensa que la vida se te escapa, apriétala en un puño y entrega el corazón...¨
Por lo pronto dejaré que la ardilla que tengo en mi cabezota descanse un rato… creo que hasta me hace falta soñar un ratito, jejeje, y me tomaré el tiempo de hacerlo. =)

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