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jueves, 28 de abril de 2011

Bajando la velocidad

Hoy fue uno de esos días raros en los que una quiere que pase algo, y ¡nada! Pero de algún lugar aparece alguien que nos dice sin querer: ¿Cuál es la prisa?
Hoy fue uno de esos días en los que conocí a una persona extraordinaria y recordé por qué me gusta mi trabajo. Un encuentro fortuito con una mujer realmente singular que al contarme parte de la historia de su vida me sorprendió.
Marissa es una mujer de unos 60 años, con una chispa y alegría por vivir que muchos de mi edad envidiaríamos. Me contó que enviudó hace 6 años, pero que tiene un novio en Europa, y que ese novio es el amor de su vida, lo conoció a los 16 años y después de todo este tiempo es muy feliz, se siente plena, ilusionada y con unas ganas de vivir impresionantes.
Me platicó más cosas, detalles, historias, pero esas las dejo para mi, jejeje. Lo que me sorprendió es que como alguien que ha vivido tanto, que tal vez crea que el final ya está cerca o que pueda tener su vida resuelta este tan llena de ilusiones y espere más de la vida.
He de confesar que mi paciencia no es la más grande del planeta. Soy muy desesperada y todo o la mayoría de las cosas quiero que pasen a la voz de YA. Pero hoy, y creo que sin querer, hice un alto en mi vida; me tomé las cosas con calma y aunque mis planes eran otros, apareció alguien que me sorprendió.
Y resulta que entre tanto acelere de quinta le bajé a segunda, tomé un respiro y me di cuenta que vivo en una carrera constante. Llena de prisa por llegar a ningún lado y que muy probablemente este perdiéndome la vista del paisaje por ir tan rápido.
Muchas veces queremos más de lo que necesitamos,  y perdemos de vista lo que tenemos o lo que llega a nuestra vida por estar anhelando otras cosas. Pero hoy, con ese respiro me di cuenta de que llegan cosas que tal vez en otro momento hubiera dejado pasar.
Así  que hoy me hice el propósito de tener más paciencia; de no andar en una búsqueda constante y mejor esperar a que la vida o alguien me sorprendan. Muy  probablemente la sorpresa no llegará hoy ni mañana. Pero llegará. Tal vez 30 años después.
Y más aún, disfrutaré esas sorpresas que a veces se me olvida que están ahí todos los días. Y ojalá yo llegue a los 60 con las mismas ilusiones y anhelos que vi hoy en esa mujer.
Y como dicen los Autenticos Decadentes: ¨Piensa que la vida se te escapa, apriétala en un puño y entrega el corazón...¨
Por lo pronto dejaré que la ardilla que tengo en mi cabezota descanse un rato… creo que hasta me hace falta soñar un ratito, jejeje, y me tomaré el tiempo de hacerlo. =)

martes, 26 de abril de 2011

¨Por el puro gusto!


Lo más chistoso de todo esto de las reuniones de generación, en la que se convoca a excompañeros de escuela, es que estando ahí siento que el tiempo no paso... Que seguimos siendo los mismos chamacos que se ríen de cualquier cosa: el profesor que se tropezó, el compañero al que le tiran carrilla porque fallo un tiro en el fútbol, la parejita nueva...
Y cuando vas de regreso te das cuenta que ya paso media vida, si, ¡media vida! Y cuantas cosas sucedieron para que llegáramos a este punto. Algunos cumplieron sus deseos profesionales o personales; otros los transformaron y de algunos más no sabías nada a este ese momento.
Confieso que mi gusto culposo es organizar este tipo de reuniones. No por qué me guste la cuestión de andar invitando gente que hace años no veo, o por la complicación que implica la logística de organizar cualquier evento social.
Me gusta por la emoción que provoca en mi ver a personas que realmente aprecio y que muy probablemente no frecuento muy seguido.
Hoy una persona comentaba que no estaba segura de acudir a una de estas reuniones porque de seguro iban a platicar solamente de como los trataba la vida, de cuantos se habían casado y quien tenía más hijos.
La verdad, cuando he ido a alguna de estas reuniones, es de lo que menos me acuerdo jejeje.
Y vuelvo a lo mismo. Estar con la gente que te conoce desde hace mucho tiempo hace que no sea necesario informarle quien eres o por qué eres de tal o cual manera. Conoce tu historia y sabe los detalles necesarios como para no estar dando tanta explicación de los acontecimientos que marcaron tu vida.
Esta es una de esas cosas que disfruto por el puro gusto. Recordar las boberías que nos divertían, el saber que la única preocupación es pasar un examen y que tenemos toda una vida por delante, al menos en mi, hace que sienta un montón de ganas de seguir adelante.
Disfruto enormemente ver la cara de emoción de mis compañeros de escuela al encontrarse con personas que de alguna u otra forma influyeron en su vida.
Si! es como hacer un viaje al pasado, al menos por unas horas para olvidarnos de esas preocupaciones que provoca la adultez. Y además descubrimos que no somos tan diferentes, que ahí afuera hay alguien más con nuestros mismos intereses, gustos y temores.
Nos da la oportunidad de encontrarnos con nuestro antiguo "yo", ese que alguna vez creímos que había quedado guardado en el baúl de los recuerdos. Y de redescubrir que estamos haciendo aquí.
En verdad me gusta. Me gusta bailar canciones "viejitas" con pasos ridículos para armar una coreografía de la que aun me acuerdo. Me gusta encontrarme con ese exnovio que me rompió el corazón pero que ahora que lo pienso, no era el amor de mi vida, jejeje. Me gusta encontrar a personas con las que tal vez nunca crucé palabra pero que ahora descubro que son interesantes y que de ahí puede surgir una verdadera amistad. Y lo que me encanta es hablar con esos aquellos que a pesar del tiempo y la distancia siguen siendo eso: Mis Amigos.
Lo reconozco, ¡soy cursi! Pero ¿quén no?, así que me aplicaré y organizaré otra, junto con mis amigochos Gabriel y Chava jejeje porque en el fondo son igualitos a mi =).
Nada más por el puro gusto!

jueves, 21 de abril de 2011

Mentiras piadosas… ¿me mientes o te mientes?

Todos en algún momento de nuestra fugaz existencia hemos mentido. Y quien diga lo contrario ¡miente! La verdad a mí eso de mentir no se me da mucho, no porque sea un ejemplo de persona, no. Más bien es porque soy muy mala para eso del engaño y tener que fingir. Siempre  termiran cachándome en la mentira y sale peor.
De las muchas o pocas cosas que le agradezco al innombrable (léase ex marido) es que nunca hubo engaño, si en algún momento decidimos que nuestros caminos no iban por el mismo rumbo fue porque nuestros objetivos, aspiraciones, caracteres, eran diferentes y que juntos no íbamos a llegar a ningún lado. Pero no fue por meter a terceras personas en nuestro mundo, ni por mentir en cuanto a lo que cada uno quería y esperaba de la vida.
En el fondo creo que admiro a las personas que saben mentir: saber mentir, al menos para mí, es que te la crean. Que no se den cuenta del engaño. Yo como soy medio sope para esas cosas y muy comunicativa y todo se me sale, procuro no hacerlo. Digamos que es una forma de evitarme problemas, porque de todas formas terminan dándose cuenta de que no estoy diciendo la neta del planeta.
Mis papás, mi hija, mis amigos, siempre terminan cachando mis mentirotas, por eso intento, en la medida de lo posible je!, no hacerlo. Y en la misma medida, si hay algo en este mundo que me moleste, es que me mientan.
¿Qué por qué me molesta? Simple: me hace sentir tonta, estúpida. No, no crean que me siento así… pero el hecho de que me mientan y que de alguna u otra forma termine dándome cuenta de cómo son las cosas en realidad,  a veces más tarde que temprano, hace complicado lo que es así, simple.
Más vale una colorada que cien descoloridas (y esto también va para ti XIMENA).  Creo que los que hemos mentido, sabemos que en el fondo  la mentira no es para los demás. Es para nosotros mismos. De todas formas las cosas no van a cambiar por mucho que nos esforcemos en decir lo contrario. Para mí no hay mentiras piadosas. Son mentiras y punto.  Es inevitable mentir, si. Pero por mucho que nos sea difícil una situación la verdad saldrá a relucir.
Esto no es una invitación a evitar el síndrome de Pinocho, ni propaganda a un grupo pro la verdad. Esto es lo que siento cuando me mienten, y lo que ocurre en mí cuando he hechado dos que tres mentirotas para salir del paso, según yo.
Ahora que si ese es un estilo de vida, si, no tengo la menor duda. Pero si van a mentir háganse expertos. Perfeccionesn la técnica al grado de creer que lo que no está ahí, existe y es la verdad más verdadera del universo, jejeje.
Por cierto, no tengo 30… solo tengo 24, ajá!!! Jajajaja ni con mi edad puedo mentir… J

domingo, 10 de abril de 2011

Pobrecita!

No tengo nada en contra de las mujeres que solamente se dedican a ser “amas de casa”, pero el hecho de que te digan “pobrecita… tú tienes que trabajar” hace que me pregunte quien es la POBRECITA.
Todos y TODAS en algún momento llegamos a quejarnos de nuestro trabajo, independientemente de cuál sea.  Pero realmente el trabajo nos libera. No solamente nos sirve para tener los recursos necesarios para sustentar nuestras necesidades básicas, también nos permite no depender de nadie y hasta proveer nuestros lujos, ¡je!
No concibo mi vida sin tener que hacer algo al día siguiente que no sea solo barrer y ver a las otras señoras a la salida del colegio. Creo que las mamás (y algunos papás) me ven como bicho raro, jejeje. Probablemente sacrifique muchas cosas en cuanto al tiempo que le tengo que dedicar a mi chamacona, pero el lapso que paso con ella realmente lo disfruto. Y seguramente no soy una mamá muy convencional, pero veo que mi hija es feliz, segura de sí misma y que sabe lo que quiere.
El trabajo… ¡BENDITO TRABAJO! Por mucho que me pueda quejar, adoro mi trabajo.  Me da la oportunidad de conocer personas todos los días, cada día aprendo algo nuevo, provoca que la ardilla se ponga a trabajar y que si en algún momento llego a tener problemas personales, depresión, SPM, o cualquier otra cosa atribuible a lo sentimental, me saque de ese círculo vicioso para concentrar mi atención en un punto en el que se me olviden esas telarañas mentales.
Ya lo he dicho: no tengo nada en contra del trabajo doméstico. Es la labor más importante y la menos reconocida. Lo he hecho y lo sigo haciendo. Pero el salir de la burbuja del “hogar” es muy ilustrativo y nos enseña un mundo lleno de posibilidades.
¿Pobrecitas? ¡Para nada! Para empezar, yo tengo MI dinero y lo gasto en lo que QUIERO. Alguna vez el ex marido me dijo que yo compraba cosas muy caras… ¿Y? Mis temas de conversación no se reducen al salón de belleza, ni a que voy a hacer de comer el viernes. Tengo la opción de ir a venir a donde quiero o necesito sin necesidad de que me lleven o me proporcionen los medios para hacerlo.
No es reclamo. Admiro enormemente a las mujeres que tienen el tiempo y la paciencia de estar al pendiente de sus familias al 120%. En algún momento yo me dediqué totalmente a mi familia. Pero nada se compara con VIVIR en el mundo exterior jeje.
Muy seguramente esto es pura frivolidad… pero también es muy tranquilizante el saber que no dependemos de nada ni de nadie para subsistir. Y ya no digo nada de la autoestima jajaja, porque eso de que lo tomen a uno como competencia porque tiene un ingreso mayor… Y conste que yo nunca lo vi como tal. Pero NETA, que bien se siente el traer un peso en la bolsa que ganamos con NUESTRO TRABAJO.
 

Yo no quiero el ramo!

Que raras son las relaciones de pareja últimamente. Muy pocos se quieren casar (yo no me incluyo en este selecto grupo jeje). Algunos otros son novios, hay quienes no quieren saber nada del tema y muchos más que "salen" con "alguien".
Y en este rubro creo que estamos la mayoría, por lo menos de los que conozco.
Sinceramente no me interesa el título de "esposa" (a ese le corro), o "novia", es más, siempre se me ha hecho una tontería el cambiar el apellido de soltera por uno de "casada". Mi nombre es Maricruz Barrales Ramos, y el que haya estado matrimoniada no hizo que me convirtiera en Maricruz Barrales de...
Lo que no me queda muy claro es el papel que termino teniendo en una "relación". Tal vez las personas queremos ponernos, o que nos coloquen la etiqueta, por la certeza que necesitamos en nuestras vidas. 
En lo particular, la incertidumbre  me altera. El no tener las cosas bajo control hace que me sienta fuera de lugar. 
Y viendo las cosas desde otro punto de vista, el "salir" con alguien no es tan malo. Seguimos teniendo libertad, esa libertad por la que algunos no queremos saber nada de bodas y casorios. Incluso no creo que sea miedo al compromiso, porque el compromiso  incluye muchas cosas como confianza, comunicación, incluso fidelidad. El compromiso será entonces el saber que la otra persona está junto a nosotros aunque no parezca? 
Aun así todo sigue pareciendo raro. Porque independientemente de querer la compañía de alguien es tan gratificante el saber que somos capaces de sostener una casa o una familia completamente solas (o solos). Sinceramente no conozco a muchos hombres que acepten esa responsabilidad. Si se divorcian o separan regresan con sus padres. 
Esconces, para que educamos a nuestros hijos? Lo preocupante no es la cantidad de divorcios, creo que mas bien es el que no haya personas independientes. Mujeres que se sostengan a si mismas conozco muchísimas. Pero hombres no. 
Yo quiero que ni hija sea independiente, que sea feliz por si misma, no que todo gire entorno a una tercera (o terceras) .
Esto es cuento de nunca acabar, así que dejaré la polémica para otro momento. Lo que si me queda claro es que no quiero a alguien a mi lado que cuestione mis decisiones y mucho menos que me sienta como competencia. Que respete mi espacio y admire mi trabajo. Sueños guajiros jajaja.
Probablemente alguna vez sienta que me sobra independencia... Pero saben una cosa? Soy mucho más feliz así!