Powered By Blogger

martes, 1 de octubre de 2013

A veces, el mundo tiene que aguantarme

La verdad, la mayor parte del tiempo me caigo bien. Pero hay días, como hoy, que me caigo tan mal, que ni yo quiero hablar conmigo. Y el origen de ese terrible desencuentro es que me aguanto. Si, me aguanto los enojos. Y termino por andar con cara de pocos amigos para el mundo.

Ese es mi peor defecto. No decir que me molesta algo de verdad, hacer como que no pasa nada y terminar con un genio de los mil demonios.

Llámenlo drama juvenil de secundaria o pónganle como quieran, pero me tomó muy en serio los compromisos. En general. Si quedé en llegar temprano, llego temprano. Si me comprometí a ir a 3 fiestas, voy a las 3 (voy a todas, no me rajo). Y espero que la gente en general haga lo mismo, cosa que en algunas ocasiones no ocurre.

A lo mejor es un berrinche, como dice mi papá. Que siempre hago berrinche cuando las cosas no salen como quiero. Si, ya mi tolerancia está muy desgastada. Pero esto de manejarse sola por el mundo, genera este tipo de inconvenientes.

El compartir, hacer equipo con alguien más, aguantar vara, se va volviendo complicado. Y es que en realidad ya no hay necesidad de ceder de vez en cuando para llevar la fiesta en paz. Se vuelve un monopolio sentimental.

Tampoco es para decir que soy el ser más egoísta del mundo. Sólo es eso, implica un grado más elevado de dificultad.

En fin, a veces es difícil para el mundo aguantarme, pero en todo caso, ¡para estoy yo! ¡Ja!

Este blog anda muy abandonado, pero pronto sentirá el rigor del hábito... Otra vez :)

No hay comentarios:

Publicar un comentario