Hace mucho que no sentía esta sensación, así como de que me voy a enfermar. ¿Ustedes que sienten cuando se les rompe el corazón? A mi me duele la cabeza, la frente para ser exactos. A veces de tanto llorar y otras de aguantarme esas ganas de abrir la llave. Me duelen las piernas, como si estuviera cansada de caminar. Se me va el apetito y sólo tengo sed. Supongo que es para reponer el agua que sale de mis ojos como regadera. Es como la cruda del alma después de haber estado borracha de endorfinas.
Después de todo no es tan malo, justo en el momento en el que te sientes peor, ese es el mejor momento... Porque ya no hay para donde caer y lo que venga va a ser mejor que lo que estas sintiendo.
Hay días en los que pienso que yo a alguien le debí de hacer algo muy gacho porque no se que karma estoy pagando. Se me hace que el novio que corté en el antro me echó la maldición jajajaja.
Si yo he tenido un defecto cuando me mandan a Chihuahua a un baile, es que lucho, aunque sepa que no voy a llegar a ningún lado. Pero ese es tema de otro post.
Pero ya otras veces me lo han hecho cachitos. Cuando era niña pensaba que a los grandes no les dolía el corazón y mucho menos se rompía. Que equivocadota me di. Se siente igual, la diferencia es que aprendemos a llorar para adentro. A hacer de cuenta que no se siente nada y nos volvemos workaholiks felices, deportistas extremos, posteadores incansables, socialités habituales y todo eso que usamos para no pensar y distraernos de lo que debería de ocuparnos.
Pero no dura para siempre. Ni la felicidad más grande ni el dolor más intenso son eternos. Afortunadamente. Por eso me gusta disfrutar mis crudas del alma. Quien sabe si vuelva a tener una. Y si en algo no me he equivocado, es que siempre es porque llegará algo mejor.
Como sea, para el dolor de cabeza siempre hay un paracetamol en forma de chocolate que ayuda a hacer llevadera esa sensación de querer llorar en el momento menos indicado.
Eso siento cuando se me rompe el corazón. Comper, voy por mis curitas, ja!
lunes, 21 de octubre de 2013
viernes, 18 de octubre de 2013
¿Y el tren?, ¿ya se me fue?
¿A qué edad se te va el tren? He de reconocer que en algún momento he pensado que ya se me fue o que se me va a ir. En realidad lo pensaba, pero cuando era una chamaca de veintitantos... Ahora me importa un cacahuate.
Claro que la presión social es bien canija, y de esa, nadie se salva. Una vez hasta Ximena me hizo el comentario pispireto: "¿qué no piensas tener novio mamá?" ¡Ni que fueran limones Ximena! Una no va al supermercado y pide un novio envuelto para regalo. Y de los anillos de compromiso mejor ni hablamos, ya he externado mi opinión sobre ese tema y la conclusión que tengo es que sirven para todo (hasta para empeñarlos), menos para mantener vigente un compromiso.
La cuestión aquí es ¿cuándo empezamos a tener urgidez? O urgencia... Prisa por tener novio, marido, pareja, peor es nada, o como quieran llamarle. Y evidenciamos esa carencia.
Si, yo reconozco que a veces me entra la cosa esa de decir, "quiero un novio que invite las palomitas y me diga que pasa por mi a las 8". Pero luego recuerdo que nunca salgo a las 8, que me choca que me presionen para apurarme y que las palomitas siempre las cambio por una crepa de cajeta.
En pocas palabras sería una muy mala novia y sobre todo, muy mamona.
Además yo suelo tener esa rara costumbre de sabotear las posibilidades. No crean que le echo mucha crema a mis tacos, pero de repente hay quien se anima a invitarme a salir (aunque usted no lo crea). Y sólo es cuestión de darme cuenta que puede llegar a ser algo serio, para agarrar mis tenis y correr en la dirección contraria lo más pronto posible.
Tampoco piensen que ando coleccionando pretendientes a granel, por aquello de que tengo un buen amigo que dice que no tengo llenadera. El chiste no está en traer a 20 individuos atrás de tus huesitos. Lo divertido del asunto es que si hay un muchachón que te trae cacheteando la banqueta, tenga ojos para ti. De nada sirven chorrocientos galanes, si ninguno te gusta.
No me hagan mucho caso, tal vez a mi ya se me fue el tren y no me he dado cuenta. Por eso ya estoy esperando un avión, es más útil cuando de cruzar el charco (otra vez!), se trata, ja!
Claro que la presión social es bien canija, y de esa, nadie se salva. Una vez hasta Ximena me hizo el comentario pispireto: "¿qué no piensas tener novio mamá?" ¡Ni que fueran limones Ximena! Una no va al supermercado y pide un novio envuelto para regalo. Y de los anillos de compromiso mejor ni hablamos, ya he externado mi opinión sobre ese tema y la conclusión que tengo es que sirven para todo (hasta para empeñarlos), menos para mantener vigente un compromiso.
La cuestión aquí es ¿cuándo empezamos a tener urgidez? O urgencia... Prisa por tener novio, marido, pareja, peor es nada, o como quieran llamarle. Y evidenciamos esa carencia.
Si, yo reconozco que a veces me entra la cosa esa de decir, "quiero un novio que invite las palomitas y me diga que pasa por mi a las 8". Pero luego recuerdo que nunca salgo a las 8, que me choca que me presionen para apurarme y que las palomitas siempre las cambio por una crepa de cajeta.
En pocas palabras sería una muy mala novia y sobre todo, muy mamona.
Además yo suelo tener esa rara costumbre de sabotear las posibilidades. No crean que le echo mucha crema a mis tacos, pero de repente hay quien se anima a invitarme a salir (aunque usted no lo crea). Y sólo es cuestión de darme cuenta que puede llegar a ser algo serio, para agarrar mis tenis y correr en la dirección contraria lo más pronto posible.
Tampoco piensen que ando coleccionando pretendientes a granel, por aquello de que tengo un buen amigo que dice que no tengo llenadera. El chiste no está en traer a 20 individuos atrás de tus huesitos. Lo divertido del asunto es que si hay un muchachón que te trae cacheteando la banqueta, tenga ojos para ti. De nada sirven chorrocientos galanes, si ninguno te gusta.
No me hagan mucho caso, tal vez a mi ya se me fue el tren y no me he dado cuenta. Por eso ya estoy esperando un avión, es más útil cuando de cruzar el charco (otra vez!), se trata, ja!
martes, 1 de octubre de 2013
A veces, el mundo tiene que aguantarme
La verdad, la mayor parte del tiempo me caigo bien. Pero hay días, como hoy, que me caigo tan mal, que ni yo quiero hablar conmigo. Y el origen de ese terrible desencuentro es que me aguanto. Si, me aguanto los enojos. Y termino por andar con cara de pocos amigos para el mundo.
Ese es mi peor defecto. No decir que me molesta algo de verdad, hacer como que no pasa nada y terminar con un genio de los mil demonios.
Llámenlo drama juvenil de secundaria o pónganle como quieran, pero me tomó muy en serio los compromisos. En general. Si quedé en llegar temprano, llego temprano. Si me comprometí a ir a 3 fiestas, voy a las 3 (voy a todas, no me rajo). Y espero que la gente en general haga lo mismo, cosa que en algunas ocasiones no ocurre.
A lo mejor es un berrinche, como dice mi papá. Que siempre hago berrinche cuando las cosas no salen como quiero. Si, ya mi tolerancia está muy desgastada. Pero esto de manejarse sola por el mundo, genera este tipo de inconvenientes.
El compartir, hacer equipo con alguien más, aguantar vara, se va volviendo complicado. Y es que en realidad ya no hay necesidad de ceder de vez en cuando para llevar la fiesta en paz. Se vuelve un monopolio sentimental.
Tampoco es para decir que soy el ser más egoísta del mundo. Sólo es eso, implica un grado más elevado de dificultad.
En fin, a veces es difícil para el mundo aguantarme, pero en todo caso, ¡para estoy yo! ¡Ja!
Este blog anda muy abandonado, pero pronto sentirá el rigor del hábito... Otra vez :)
Ese es mi peor defecto. No decir que me molesta algo de verdad, hacer como que no pasa nada y terminar con un genio de los mil demonios.
Llámenlo drama juvenil de secundaria o pónganle como quieran, pero me tomó muy en serio los compromisos. En general. Si quedé en llegar temprano, llego temprano. Si me comprometí a ir a 3 fiestas, voy a las 3 (voy a todas, no me rajo). Y espero que la gente en general haga lo mismo, cosa que en algunas ocasiones no ocurre.
A lo mejor es un berrinche, como dice mi papá. Que siempre hago berrinche cuando las cosas no salen como quiero. Si, ya mi tolerancia está muy desgastada. Pero esto de manejarse sola por el mundo, genera este tipo de inconvenientes.
El compartir, hacer equipo con alguien más, aguantar vara, se va volviendo complicado. Y es que en realidad ya no hay necesidad de ceder de vez en cuando para llevar la fiesta en paz. Se vuelve un monopolio sentimental.
Tampoco es para decir que soy el ser más egoísta del mundo. Sólo es eso, implica un grado más elevado de dificultad.
En fin, a veces es difícil para el mundo aguantarme, pero en todo caso, ¡para estoy yo! ¡Ja!
Este blog anda muy abandonado, pero pronto sentirá el rigor del hábito... Otra vez :)
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)
