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martes, 28 de junio de 2011

¿A dónde va el ayer?

1:15 a.m. Voy manejando rumbo a mi casa, escuchando Viaje Mental de Los Auténticos Decadentes (obvio este grupo me fascina y a veces la lista de reproducción tiene la culpa de mis telarañas mentales ja!).
No puedo evitar sentirme muy feliz. Feliz de haber estado con mis amigos de años. Si hace media vida los conozco es un motivo requete bueno para estar feliz y contenta. Hoy me siento feliz y plena;  hace mucho tiempo que no me sentía así. Por un lado valoro a mis amigos recientes. Esos que conocen como es mi vida, con los que salgo mucho, a los que veo casi todos los días; pero el estar con personas que conocen mi bagaje, con los que crecí y en gran medida construí lo que soy, híjole! No lo pago con nada.
La verdad hoy pintaba para ser uno de esos días en los que solo voy a ver pasar el sol de un punto cardinal a otro, pero sin planearlo, el resultado fue otro.
Me sorprende el darme cuenta que a pesar del tiempo y la distancia, seguimos siendo los mismos. Si, crecimos, tal vez “maduramos”, pero  seguimos teniendo las mismas preocupaciones que a los quince años solo que al cuadrado, Y digo que al cuadrado porque antes las soluciones las encontrábamos a la vuelta de la esquina. Pero ahora complicamos mucho las cosas. No creo que sea malo complicarlas, simplemente las hacemos más “revoltosas” porque nos fijamos más en los detalles.
Nos preocupa el futuro, ese futuro que en parte ya nos alcanzó. Disfrutamos la vida, nos gusta la libertad  y la independencia, a veces nos sentimos solos, le tenemos mmmm no quiero decir miedo, pero por lo menos respeto al compromiso y seguimos sintiendo que estamos chavitos.
Siendo sincera yo me siento súper chavita. No sé cómo me perciban las personas a mí alrededor, pero yo no me siento de 30. Últimamente la crisis del cumpleaños me pega medio feo, en parte porque yo no me imaginaba así a esta edad y porque mi pequeño mounstro, o sea Ximena, mi hija, me dice que ya estoy un poquito vieja, jejeje. No la culpo, a los 8 años alguien de 30, debe ser un anciano, ¡jajaja!.
Regresando al tema, me siento muy afortunada. De saber que esas personas que me vieron crecer siguen ahí. Y más de saber que son personas plenas, autosuficientes, exitosas. Me siento orgullosa de mis amigos.
Siendo seres sociales, nos gusta formar parte de grupos. Raros, populares, nerds, como sea, pero nos gusta sentirnos parte de “algo”, Y yo soy afortunada porque siendo muy honesta, formo parte de varios “algos”. No es presunción. Pero creo que la vida me ha premiado con contar con muchas personas que están a mi alrededor, que me aprecian y valoran lo que soy.
Esta crisis de los 30 no solo es mi crisis. La madurez ya me alcanzó, pero me resisto.  Ya viví cosas de “adulto” pero quiero seguir haciendo cosas de adolescente. Me preocupa la estabilidad económica, el darle a mi hija no solo lo necesario; educarla, que viva una infancia feliz y sea una persona plena, pero quiero seguir disfrutando de las banalidades de la vida. La soltería no es un problema pero a veces la presión social es demasiada. Disfruto mi independencia y me gusta vivir sola, pero a veces mi casa se me hace demasiado grande para no compartirla con una pareja. El estar soltera no significa que no salga con nadie o que esté disponible. Me preocupa hacer bien mi trabajo, aunque a veces esté cansada y me queje, es algo que me gusta y me llena muchísimo. En fin… Cuanta complicación!
No estoy segura de que vaya a pasar mañana, lo que si me queda claro es que mis amigos ahí van a estar. Por hoy dejaré que las telarañas mentales hagan de las suyas y me quedo con los Decadentes…  ¿Quién puede saber a dónde va el ayer? J

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