No me dirijo a su honorable persona como presidente, porque yo no voté por usted. Lamentablemente ese es el riesgo que se corre con la democracia, que cualquier imbécil sea electo en algún cargo público. No se sienta aludido, es una frase coloquial.
Tampoco me dirijo a usted como licenciado, porque realmente no me consta que lo sea; es más, no sé si realmente cursó algún grado de estudios profesionales que lo acrediten como tal. Y no por el "escándalo" mediático de haber plagiado parte de la tesis con la que obtuvo el supuesto grado. En realidad tengo mis dudas de si realmente fue a la escuela por las decisiones que ha tomado al frente del país donde me tocó nacer.
No se sienta mal, la mayoría de los mexicanos que son privilegiados en cursar una carrera profesional tienen las mismas deficiencias académicas y profesionales que usted. Basta con ver el cuerpo de burócratas que dominan los puestos de cualquier instancia gubernamental.
En realidad estas líneas son para motivarlo.
Los últimos días ha recibido una cantidad de insultos considerables por haber invitado a Don Donald a nuestro país, así que ya ha de estar curtido contra las ofensas, y en todo caso esta carta no tiene ese fin. Es más, debería de sentirse agradecido de que la mayoría de sus detractores, que también ya son la mayoría de los ciudadanos que tienen acceso a alguna red social, no lo bajen de pendejo.
Si, agradézcales.
Porque de otra forma, si usted tomara las decisiones que ha tomado durante su mandato, así como las acciones que ha llevado a cabo su equipo de trabajo, y toda la gestión que ha realizado desde el ejecutivo con un poquito de análisis, serían tomadas como las de un enemigo de la patria. Los mexicanos ya estamos acostumbrados a que nuestros gobernantes nos roben, ese no es su mayor delito, ni pecado, porque no va a ser ni el primero ni el último. La estructura gubernamental y el aparato político están diseñados para eso.
El problema es que nos exhibe ante todo el mundo. Usted, al ser el principal representante del pueblo mexicano, nos presenta como unos ignorantes, faltos de dignidad, agachones y corruptos.
Así que le quiero hacer una invitación. Y esa invitación no pretende incomodarlo, y mucho menos hacer que salga de su zona de confort. Lo invito a que los dos años que le quedan a su mandato, no haga nada.
Si, así como lo lee.
Créame que sí deja de tomar decisiones le garantizo que hasta su imagen va a mejorar y puede, que hasta su popularidad mejore. Vaya a los eventos, salude a los acarreados que llevan sus subordinados, sonría, y ya. No tome decisiones, y de ser posible, evite que su gabinete también lo haga.
Reciba un cordial saludo, y sobre todo, no eche en saco roto estos consejos.
Afectuosamente: una mexicana.

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