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martes, 28 de mayo de 2013

La inmortalidad del cangrejo

De esas veces que estas pensando en la inmortalidad del cangrejo, porque hay mucho tiempo libre, me pongo a pensar que esta vida que tengo es bien rara.

Mis vecinos hablan como en danés, y no les entiendo ni papa. Pero esta bien, así no me distraen poniéndome a pensar en lo que les pasa.

Y si digo que es bien rara es porque me pasan cosas bien chistosas. La verdad es que soy bien berrinchudita, pero las cosas chistosas a las que me refiero es que aplica el dicho de no hay mal que por bien no venga.

Todas esas cosas que he perdido en algún momento como cosas materiales, afectos, apegos, cariños, relaciones, dinero, momentos, siempre me han traído cosas mejores.

Yo creo que por eso, últimamente, cuando siento que estoy perdiendo algo, volteo al pasado y pienso que llegará algo mejor.

De todas formas he tenido y mucho, y sigo teniendo. Tengo una hija que es la mejor cosa que yo he podido haber merecido en este mundo. Más bien creo que no la merezco, y mucho menos merezco todo el amor que me da, incluso es más de lo que pude haber imaginado, aunque no parezca. Tengo un trabajo que me hace sentir útil, hasta pude darme el lujo de aprender, porque llega un momento en la vida en que es un lujo. Y amigos que están ahí con todo y mis rarezas.

¡Hasta tuve un marido! Y eso es lo más locochón que me ha pasado... ¿En qué momento? Bueno pero siempre es de sabios rectificar el camino.

Mi vida ha estado llena de gente que vale la pena, algunos se han quedado, otros han desaparecido y regresado y unos más llegan y se van, pero lo que si es que algo han dejado.

De alguien aprendí algo, que hay que dejar ir, para que llegue más y mejor. Aunque a veces mi terquedad me gana y me aferro, siempre término dejando, y es que todo es cuestión de decisión, de dar ese paso que nos lanza al vacío y donde no hay retorno.

A lo mejor ese es mi destino, tener una vida rara que no tenga mucho de normal y si mucho de aventuras, encuentros, desencuentros y aprendizaje. De viajes y de libertad. Que a final de cuentas, ¡cómo me costó recuperarla!

Por eso se que pase lo que pase, llegará algo mejor...
Eso siempre pasa.

miércoles, 15 de mayo de 2013

6 años

¡Seis años! 2,192 días, un sexenio. Siete jefes diferentes, 3 asensos de categoría y una supervisión, decenas de compañeros, miles de usuarios. ¡Y cuantas cosas han pasado durante esos 2,192 días!

Más allá del trabajo, es de lo que ha pasado en la vida. Eso si, me ha dado grandes satisfacciones profesionales, y puedo decir que hasta he concretado sueños guajiros gracias a mi empleo.

Llegué con un marido y una hija, y ahora sigo con la compañerita de la vida, pero sin el esposo. Mi trabajo ha hecho que me sienta independiente y segura, y hasta en los momentos de tristeza ha estado ahí, fiel, haciendo que mi cabeza se ocupe, en lugar de andar llorando por los rincones.

En seis años ha pasado de todo: un choque de auto, una descalabrada, corazón roto unas cuantas ocasiones, una epidemia de influenza, bodas, divorcios, cumpleaños, un título profesional, amigos, viajes, lágrimas y también muchas risas.

Que diferente se ve todo seis años después. Algunos sueños se hicieron realidad, otros se esfumaron, y unos cuantos siguen siendo sueños.

Y si hay algo que agradezco de este viaje, son los afectos que he encontrado en el camino. El sentido de compañerismo y amistad. Esos amigos que han estado en los momentos difíciles pero también han sido parte de los más felices.

Así las cosas laborales, esperemos que vengan más aventuras, total, ya conocí a Bruce Lee, en una de esas puede aparecer Chuck Norris! Ja!